Ramadan: Desnudos y vulnerables
Por Kabir Helminski
Originally published in Facebook by The Threshold Society (August 10, 2015)
Translate by: Maryam Khadiya
Como alguien que iniciÛ el camino del Islam en mis tempranos 30s, mi primer ayuno de Ramadan fue una experiencia para la que no estaba preparado. A diferencia de aquellos criados en hogares isl·micos, yo estaba m·s o menos desprovisto de la ayuda de la comunidad y la autodisciplina personal para entrar en ayuno con plena gracia.
El hambre fÌsico era sÛlo una parte de esta nueva experiencia. Por un tiempo, me encontrÈ como un armadillo fuera de su caparazÛn: desprotegido, emocionalmente desnudo y vulnerable. La dimensiÛn espiritual del ayuno excediÛ cualquier expectativa que tenÌa. ExperimentÈ una nueva sensibilidad y ternura. La gente que conocÌa que estaban pasando por la misma experiencia informaba similares sensaciones.
El primer aÒo fue el m·s difÌcil. Necesitaba descargar un montÛn de basura emocional. En una conversaciÛn con un amigo que recientemente habÌa dejado de beber alcohol, pude ver ciertas similitudes. De los alcohÛlicos a menudo se dice que son unos auto medicados. Cuando se retiran los efectos anestÈsicos del consumo habitual, toda una gama de experiencias emocionales reprimidas aflora. øPodrÌa ser, me preguntaba, que ese alimento tuviese un efecto adormecedor? øNo serÌa que las personas consumen tambiÈn alimentos para cubrir inseguridades y ansiedades?
øPodrÌa ser que el ayuno de Ramad·n estaba tirando hacia atr·s el velo anestesiante de nuestro consumo habitual, exponiÈndonos a lo que se encuentra debajo?
Si esto resultaba cierto, entonces el ayuno es como un sÌndrome de abstinencia. Adem·s, asÌ el ayuno una vez al aÒo se convertirÌa en la oportunidad de procesar una gran cantidad de emociones no digeridas, y asÌ purificar el corazÛn.
DespuÈs de todo, el Profeta Muhammad dijo, “la comida excesiva insensibiliza el corazÛn.”
Cuando ayunamos, nos exponemos a nuestro propio estado emocional y nos volvemos m·s vulnerables y honestos con nosotros mismos. Ramad·n, entonces, contribuye a la salud psicolÛgica en general.
“El ayuno es el pan de los profetas, el bocado de los Santos,” solÌa decir un profesor mÌo.
El ayuno es la meditaciÛn del cuerpo, igual que la meditaciÛn es el ayuno de la mente. Ayunar ayuda al cuerpo a purificarse a sÌ mismo de las toxinas que se acumulan a travÈs de las impurezas de los alimentos y digestiÛn incompleta. El Ayuno, siempre y cuando no sea excesivo, se basa en una relaciÛn positiva con el cuerpo, ya que suaviza las cargas del cuerpo. La Indulgencia ya sea en alimentos, bebidas embriagantes o placeres, es una forma de crueldad hacia el cuerpo debido al precio que el cuerpo debe pagar por los llamados placeres.
La purificaciÛn deja al cuerpo, especialmente al sistema nervioso, en un estado m·s sensible. El hambre reduce la necesidad de sueÒo y aumenta la vigilia.
Comer hasta llenarnos endurece el corazÛn, mientras que el hambre abre el corazÛn y aumenta la separaciÛn de las preocupaciones materiales. Nos volvemos m·s libres de las necesidades, calificados por el nombre de Dios, el Autosuficiente, Al Qayyum.
El ayuno ha sido un catalizador para despertar en todas las tradiciones sagradas. El gran poeta Sufi Rumi, por ejemplo, nos recuerda: “QuÈ dulzura se esconde en el vacÌo del estÛmago. Somos como la˙des, nada menos. Si la caja de sonidos est· rellena por completo, no hay resonancia. Si el cerebro y el vientre entran en combustiÛn limpia con el ayuno, a cada momento una nueva melodÌa surge del fuego.”
Con el tiempo, lleguÈ a comprender los regalos del mes de Ramad·n. Y tambiÈn he aprendido algo sobre estos regalos a travÈs de amigos.
En una reuniÛn de musulmanes estadounidenses, una vez dejÈ planteada la pregunta, “øquÈ han aprendido del ayuno?”
Un padre de tres niÒos dijo: “el ayuno desarrolla mi conciencia porque ayuno en secreto, asÌ como en p˙blico.”
ìDurante Ramad·n, me siento transparente. Mi mente est· m·s clara para reflejar, mi cuerpo se siente livianoî, me dijo un artÌsta.
“Me ayuda a escuchar algo m·s profundo. DescubrÌ que hay un poder de gobierno interno dentro de mÌ. He llegado a valorar el escuchar eso, lo que es tan difÌcil a veces,” comentÛ un analista de inversiones.
Un periodista dijo, “enseÒa paciencia y altruismo. Pacientemente se soporta una privaciÛn, nos sensibilizamos ante el sufrimiento de los dem·s y por lo tanto somos capaces de escuchar sus necesidades “.
La esencia del sacrificio (del latÌn “hacer Santo”) es renunciar, apartar del momento presente algo bueno,y asÌ energizar nuestro amor de Dios, despertar la posibilidad de estar m·s en contacto con una realidad espiritual.
Cada aÒo, siento al tren de Ramad·n acercarse, y me doy cuenta de que es una vez m·s tiempo para dar un paseo. Cuando abordo, me encuentro en la mejor compaÒÌa y bien provisto.
Paso la noche con mi SeÒor: …l me da alimento y bebida. El hambre es el alimento de Dios por el cual revive los cuerpos de los sinceros (siddiqs). En el hambre la nutriciÛn de Dios los alcanza.